Para algunos, las legumbres secas son la tercera economía del país, para otros la cuarta, pero por ahí anda la cosa. Porotos, garbanzos, arvejas y lentejas son protagonistas en los campos del norte argentino, pero también forman parte de rotaciones más al sur, en donde son un gran colaborador en la lucha contra las malezas durante el invierno.
La mayor parte de la lenteja va a consumo interno, la arveja mitad y mitad, y tanto poroto como garbanzo se exportan casi en su totalidad (97 y 95%, respectivamente).
“En el caso del poroto, sumando todas las variedades, hablamos de un volumen de 350.000 toneladas que puede generar alrededor de 400 millones de dólares, en tanto que el garbanzo son 130.000 toneladas que superan los 100 millones de dólares, lo que marca la importancia de estas economías”, ponderó en diálogo con Clarín Rural, José María Lazara, ex presidente de CLERA y de la Confederación Mundial de Legumbres Secas que reúne a exportadores e importadores de 53 países.
Históricamente Argentina produjo poroto blanco alubia, rubro en el que es líder mundial en exportación, pero actualmente surgieron otras posibilidades en crecimiento como el poroto negro y las variedades de poroto de color.
“El garbanzo creció explosivamente pasando de 10.000 toneladas exportadas a 130.000 producto de la calidad que ha logrado Argentina”, destacó Lazara. Y agregó: “En cuanto a la arveja, además de la verde se incorporó la amarilla que es la demandada por China e India, los dos principales consumidores mundiales”.
Al ser consultado por el ritmo de campaña, Lazara repasó que el poroto ya había terminado su cosecha con un desempeño “razonable entre rendimiento, calidad y precios”. El garbanzo que el año pasado tuvo muchos problemas por clima este año pinta bien. “Hasta el momento, y remarco eso porque los últimos 20 días precios a la cosecha son claves en cuanto a la calidad, esperamos la cosecha con optimismo”, dijo Lazara. Lo mismo corre para arvejas y lentejas que esperan para ser cosechadas.
Respecto de las claves en la comercialización, Lazara expuso que actualmente, los grandes productores son también exportadores y los exportadores producen, “no diferenciaría uno de otro”.
“Para ser competitivos en un mercado exigente necesitamos previsibilidad y estabilidad, genética y logística, tres temas que nos preocupan y ocupan”, enumeró Lazara. Y apuntó: “Argentina ha logrado posicionarse con productos de calidad entre los mejores del mundo pero nos falta apoyo del gobierno, como sí tienen nuestros competidores”.
En una misma línea, el consultor de Incrementar SA, Adrián Poletti, puso arriba del podio a la necesidad de contar con una genética moderna para competir con los principales productores del mundo: “Impera que se pueda sancionar una ley de semillas que asegure el respeto por la propiedad intelectual al obtentor”. También se refirió a un registro de insumos, esto es, fitosanitarios registrados para usar en legumbres así como lo están para usar en commodities.
En lo que respecta al mercado interno, el consumo de cada argentino por año es despreciable (800 gramos sumando todas las legumbres secas) si se compara con otros como México o Brasil (15-20 kg/hab/año) o Estados Unidos (6 kg/hab/año).
“Por eso, en el mercado local hay mucho para crecer, sobre todo pensando en las características nutricionales de estos productos y la búsqueda de una alimentación más sana”, dijo Lazara.
Los desafíos, para Lazara, son tres: mejora genética, nuevas variedades y tratar de ingresar a nuevos mercados, “todavía queda mucho camino por recorrer”.
Fuente: https://www.clarin.com/rural/